«Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”. Hechos1.8

Esta es una declaración esperanzadora no solo para aquellos discípulos que vieron a Jesús ascender al Padre, sino también para nosotros en la actualidad. Comprender que la misión encomendada de ser testigos del Evangelio -comenzando por Jerusalén hasta los confines del mundo- sería una tarea que Dios mismo impulsaría y llevaría a cabo a través de su Espiritu Santo, trae alivio, confianza y descanso.

Esto me recuerda las palabras de Zacarías, en el Antiguo Testamento: : “No es por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales”. Tal como señala uno de los artículos de esta edición: “No son los buenos argumentos del predicador, tampoco las ilustraciones que aclaran ideas, no es la buena homilética o la correcta hermenéutica, las que convencen al mundo de su error. Estos son instrumentos que ayudan, pero el poder que obra convicción en el corazón es el Espíritu Santo”.

En esta nueva edición de la revista Salud y Vida, abordamos el tercer punto de nuestra declaración de fe: “Creemos en el Espíritu Santo, persona divina, eterno junto al Padre y al Hijo, enviado para dar testimonio de Cristo, convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Para morar en el creyente, con el fin de guiarle, dotarle, enseñarle y darle poder para cumplir la misión de Dios”. En estas páginas escritas nos aproximamos desde la teología, a las maravillosas obras de la tercera persona de la trinidad, y también por medio de algunas experiencias de vida, testificamos de su poder para cambiar corazones de piedras en corazones de carne.

Les invitamos a leer y compartir esta nueva edición que evidencia el obrar de Dios en medio de Su Iglesia, quien pese a toda oposición, sigue cumpliendo su misión de ser testigos en medio de un mundo necesitado, gracias al poder del Espiritu Santo.