Jóvenes realizan operativo médico Iquique

Iquique, una ciudad que durante los últimos meses es conocida por la llegada masiva de inmigrantes de forma ilegal. Sin embargo, un punto estratégico para el trabajo misionero. Durante una semana, jóvenes y hermanos de distintas iglesias y profesiones, fuimos parte de un operativo médico en donde observamos la gran necesidad que existe, tanto en el ámbito de la salud pública como también en el área espiritual. 

Desde el 9 al 15 de enero, cerca de 20 voluntarios, entre ellos jóvenes profesionales de la salud en las áreas de fonoaudiología, psicología, enfermería, técnico en enfermería, química farmacéutica, tecnología médica, kinesiología y odontología; además de profesores y voluntarios estudiantes de medicina veterinaria y estudiantes de enseñanza media, fueron convocados para el operativo médico, con el fin de ayudar a las distintas comunidades de la ciudad, apoyando también al trabajo que se está realizando en el norte con nuestros misioneros.

Los primeros días, la tarea se centró en prestar servicios a algunos hermanos de la iglesia y también a quienes tuvieran la necesidad realizarse chequeos de salud básicos. Posteriormente, nos dirigimos a Pachica, una comunidad Aymara en los interiores del desierto. Luego de un largo camino, los pobladores -que estaban ansiosos y entusiasmados por la visita- pudieron recibir atención de profesionales que, producto de la pandemia y el difícil acceso a esta comunidad, era muy esporádica. 

Durante los siguientes días, el trabajo se enfocó en brindar a la comunidad musulmana, chequeos médicos básicos y acercar la atención en salud a esta población por medio del trabajo dentro de la mezquita. En paralelo, otro grupo de profesionales estuvo apoyando la labor dentro del CESFAM sur, en la ciudad de Iquique, principalmente ayudando en la disminución de la lista de espera de algunos profesionales que, por contagios o contacto estrecho de COVID, se han visto perjudicadas. 

Además, en conjunto con algunos profesionales del servicio de Salud, visitamos un albergue cercano, en donde residían algunas de las familias afectadas con el incendio de la toma “Laguna Verde” ocurrido días atrás, colaborando en el área psicológica y haciendo algunas intervenciones con los niños y adolescentes. En este sentido, se les otorgó espacios de distracción por medio de la pintura y el dibujo, además de las conversaciones que les permitió expresar aquello que los adolescentes querían decir.

Sin duda, fue una semana de grandes bendiciones. Si bien, muchas veces la programación de actividades cambió por diversos motivos logísticos, vimos la mano del Señor moviéndose en todo, abriendo puertas y mostrándonos aquello en lo que debíamos servir. 

Esperamos que el Señor siga bendiciendo el trabajo de nuestro pastores y misioneros en el norte de nuestro país, fortaleciendo sus vidas y ministerio, esperando poder, en alguna otra oportunidad, colaborar con parte de nuestra responsabilidad como iglesia misionera. 

Escrito por Solange Molina Aguayo, Secretaria JEA Nacional 

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