Estudiar en pandemia: la experiencia de nuestros colegios de la Fundación Educacional Alianza

Uno de los grandes problemas que ha generado la pandemia del Coronavirus en nuestro país es todo lo relacionado al tema educacional. Miles de estudiantes de jardines, colegios, liceos y universidades han debido postergar su vida estudiantil normal en reemplazo de una en la que priman las clases virtuales en el hogar, metodología que claramente jamás podrá reemplazar la forma clásica de aprendizaje.

Pero no solo en esto se han visto afectado los estudiantes y profesores, sino también en la realidad de mantenerse confinados en sus casas; no poder compartir con sus compañeros y alumnos, lo que a la postre ha hecho que no puedan tener una «vida normal». Y todo esto nos afecta cercanamente como iglesia nacional, ya que bajo nuestro alero tenemos la Fundación Educacional Alianza Cristiana y Misionera, la cual cuenta con la administración de 4 colegios: uno en la región del Maule y 3 en La Araucanía.

Pero, ¿Cómo se ha desarrollado la vida en nuestros colegios? Y en particular, ¿Cuánto ha afectado a aquellos que viven en un contexto de ruralidad en el que muchas veces la llegada de la tecnología se hace mucho más difícil? Claudia Araya,  representante de la Fundación nos comenta que “Si trabajar desde casa en tiempos de pandemia es complicado, para los niños que viven en el campo es más complicado. Es por eso que los profesores han hecho un gran esfuerzo y han preparado material impreso para entregarlo a cada uno de los niños, no importando qué tan lejos se encuentren. También cada profesor se está preocupando de su bienestar emocional, llamándolos y entregando ayuda espiritual para quienes lo requieren”, señaló.


Lo más complejo de todo esto es que, debido a que las clases se hacen ahora de manera virtual, muchos de estos estudiantes han tenido problemas porque los lugares en donde viven se sitúan en un contexto rural de difícil alcance. En base a esto, como nos cuenta el profesor Omar Maripil, encargado de la escuela Guido Bucher de Padre Las Casas, la metodología ha sido ir cada cierto tiempo a las casas de los pequeños y dejarles material para que estudien. “Estamos trabajando de manera remota y asistiendo al establecimiento para entregar material cada 15 días de aprendizaje a los estudiantes, para luego recibir una retroalimentación y así fortalecer sus aprendizajes. El 100% de los estudiantes han estado recibiendo la canasta Junaeb, lo que ha sido de apoyo a las familias ya que estamos en un contexto rural y con un alto índice de vulnerabilidad (…) Hemos conseguido otros aportes igual como canastas familiares entregadas por algunas iglesias, ONGs, docentes y amigos del establecimiento”, nos comenta el profesor.

Gracias al Señor nuestros colegios no solo han podido entregar ayuda a nivel estudiantil, sino que también una ayuda integral que abarca lo espiritual para los niños y sus familias, quienes producto de la pandemia han perdido empleos y se han visto en problemas para mantener estables sus hogares, algo que ha sido la tónica durante estos difíciles tiempos de pandemia.

Elizabeth Sanhueza, directora de la escuela Enrique Weiss de Linares nos comenta lo siguiente respecto a su experiencia como colegio: “Nosotros empezamos a trabajar con nuestras familias haciendo un reporte de llamadas telefónicas semanales para saber si estaban bien, si habían contagios o necesidades económicas. Luego empezamos a entregar guías de trabajo casa por casa, ya que muchos de ellos no tenían implementos necesarios para trabajar en línea (…) Quiero agradecer a la Fundación Educacional por el apoyo que ha dado al equipo docente, a no presionarnos. Si bien tenemos bastante trabajo que hacer, yo agradezco a la Fundación ya que gestionaron una reunión donde nos dieron aliento y fortaleza (…) nos han tocado días bastante complejos con el tema de la pandemia y nuestros estudiantes, pero Dios nos ha fortalecido y ha sido de bendición para todos”.

La pandemia ha permitido que nuestros colegios innoven en la forma en la que entregan los conocimientos para que los estudiantes aprendan. Y es que, a pesar de que todos ellos entregan material a los hogares de los niños cada semana, esto es insuficiente para mantener un seguimiento a cada uno de ellos, algo fundamental si se trata en el contexto de una educación integral que mantenga atención en todo lo que van aprendiendo los niños.

Jaime Muñoz, director de la Escuela Bollilco ubicada en la comuna de Victoria, nos habla acerca de esa reinvención que han hecho como establecimiento: “Lo que ha sucedido a nivel país ha dificultado la forma que teníamos de hacer clase, pero también ha sido una oportunidad para reinventarnos e innovar en el quehacer educativo. Actualmente hemos ido creando y adaptando métodos para hacer posible la educación de los alumnos. Visitamos semanalmente sus casas para saber sobre su estado emocional y los avances en las actividades que les enviamos (…) Lo que nos ha funcionado es mantener un contacto telefónico diario, subir videos en nuestro Facebook y enviar mensajes en el grupo de Whatsapp que se creó como curso. Gracias a Dios eso ha dado muy buen resultado, los apoderados han aprendido a usar las redes sociales y enviar reportes”.

Gracias a Dios porque ha sido fiel con nuestras escuelas y pequeños, los ha ayudado para seguir aprendiendo y a los profesores a mantenerse activos, dentro de lo posible, para seguir preocupándose no solo de la vida estudiantil de ellos, sino que también de su vida espiritual.  Un sentido de agradecimiento que comparte la profesora Jaqueline Rivera, encargada de nuestra escuela Arturo Prat de la comuna de Loncoche en La Araucanía, quien nos comenta: “Aunque este tiempo no ha sido fácil, el Señor nos ha cuidado y protegido a todo el personal de la escuela, como también a sus estudiantes y familias. Sabemos que no ha sido un tiempo fácil, al nivel país hay escasez de trabajo y eso ha afectado a las familias. Gracias a Dios hemos apoyado en la medida en que hemos podido como escuela y fundación, y nuestras familias están bien, agradecidas y confiadas”.

Llamamos a nuestros pastores y hermanos de todo Chile a continuar orando por todos los docentes, auxiliares y estudiantes que forman parte de nuestras 4 escuelas. La pandemia ha traído un tiempo difícil para sus vidas, pero sabemos que nuestro Dios seguirá cuidando de ellos y permitirá que la vida estudiantil pueda seguir desarrollándose junto con ellos.

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