Nueva Edición Salud y Vida

La Palabra de Dios en la vida de un creyente es de vital importancia, pues es a través de ella que el Señor va mostrándonos su voluntad y transformándonos a su imagen. El pueblo de Israel aprendió esta valiosa verdad cuando caminaba por el desierto rumbo a la tierra prometida, cansados y agobiados, ellos pedían a gritos pan para alimentarse. El Señor les provee en ese momento el maná caído del cielo, y más tarde, al recordar esa experiencia, les muestra que, de la misma manera en que ellos necesitaban ser alimentados físicamente para recuperar fuerzas, así mismo era necesario que se nutrieran espiritualmente: “Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre”. Deuteronomio 8:3.

Más tarde, Jesús repite las mismas palabras cuando es tentado por Satanás en el desierto. “Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Mateo 4:2-4.

Si Jesús, siendo Dios, usa la Palabra como arma poderosa para refutar las mentiras del enemigo ¿qué nos queda a nosotros que somos débiles criaturas? Esta debería ser una poderosa razón para nutrir nuestro espíritu diariamente con la Palabra, sin embargo, preferimos alimentarnos de otro tipo de alimentos como la televisión, revistas, redes sociales, música, etc. y muchas veces, con altas dosis de pecado. Podría faltarnos el pan, y en consecuencia, morirnos de inanición, una terrible tragedia. Sin embargo, esa muerte será insignificante, comparada con la realidad de la muerte eterna, debido a la falta o nula ingesta de alimento espiritual.

En esta edición de la revista abordamos uno de los fundamentos esenciales que creemos como cuerpo de Cristo, este es el cuarto punto de nuestra declaración de fe: “Creemos que las Sagradas Escrituras, Antiguo y Nuevo Testamento, son inspiradas por Dios, las cuales testifican del encuentro de Dios con el ser humano en la historia, fuente de la misión, fe y conducta”. ¡Bienvenidos!

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