Campamento minero Puerto Crystal

Esta es una historia de nuestro patrimonio histórico evangélico y chileno. La narración surge desde la Patagonia chilena, en la ribera norte del Lago General Carrera, aproximadamente a unos 50 km. al surponiente de Puerto Ingeniero Ibáñez, allí se encuentra el asentamiento minero llamado Puerto Cristal, para muchos es considerado el “Humberstone” o el “Sewell” del sur; un llamado pueblo fantasma. Se excavaba plomo y zinc en la Mina Silva, siendo considerada una gran empresa minera en la primera mitad del siglo XX. Tuvo cuatro intensas décadas de trabajo, actualmente no vive nadie en el lugar, y lo que queda del pueblo ha sido declarado Monumento Histórico en 2008.

A principios de los años 50` la población de Puerto Cristal ascendía a unas 850 personas, entre los que habían muchos creyentes evangélicos. En su momento de más auge, llegó a albergar alrededor de 1.500 habitantes. Convirtiéndose en una de las localidades pioneras del desarrollo de la región de Aysén. El llamado Puerto Cristal fue determinante en el desarrollo de toda la región. A tal punto que en los años de funcionamiento de la mina fue comparado con California, por sus riquezas mineras, lo que atrajo a muchos trabajadores, entre ellos hombres talentosos y esforzados, muchos oriundos de Chiloé. Algunos de ellos llegaron abriéndose camino entre los bosques pre cordilleranos, en viajes que duraron semanas.

Puerto Cristal está constituido por los cerros y los ríos Muller y Avellano y por el lago General Carrera, reconociéndose en su emplazamiento tres zonas: el sector campamento, el sector industrial y el sector de las minas. Todas construcciones con la arquitectura propia del lugar en base a la madera, piedra y cemento. El sector campamento se constituye con añejas viviendas y edificios administrativos, entre los que aún se encuentra el templo de lo que fue la congregación de la Alianza Cristiana y Misionera. El pastor iniciador fue José Gerardo Peña, visitaba desde  Coyhaique, en la primera mitad de la década del ’50, luego siguieron yendo otros pastores hasta 1996, fecha en que se paralizaron las faenas, y la gente abandonó definitivamente el pueblo, y el templo se cerró. Entre muchos edificios en ruina nuestro templo aún se conserva en pie, tal como lo indican las imagenes, como testimonio de nuestra fe. Las siguientes fotos las comparte la hermana Raquel Garrido.

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Vivencias de la congregación

El pastor Cardenio González, visitó el lugar en el año 1968 siendo estudiante del Instituto Bíblico, viajó a esa región como una práctica ministerial, hace poco conversamos con él sobre esta experiencia. En ese tiempo atendía la congregación el pastor Manuel Rivas, residente en Chile Chico. La única forma de llegar era en un barco metalero que navegaba en el lago Carrera. Él recuerda la zona y personas como si los estuviera mirando ahora, cuenta que para llegar al puerto debían pasar por un sector que los marineros llamaban “Julepe”, debido al temor que causaba la navegación. Ya en el pueblo hicieron cultos, una campaña evangelística y evangelización de niños, en este trabajo colaboró la pastora Baldomina Oyarzo. Entre sus anécdotas recuerda haber entrado a la mina, él andaba muy bien vestido, de terno, camisa blanca y corbata, salió de forma irreconocible -dice la hermana Baldomina; además, muy maltratado por subir y bajar escaleras y cerros, como tres días tuvo dolores en las piernas. De la congregación “cristalina”  destaca a la familia Gómez Arriagada, quienes inicalmente abrieron su casa para iniciar la congregación con tres familias; todos eran gente muy cordial y amable al recibir la Palabra del Señor. En esos días se reunían entre 25 a 30 personas y muchos niños en los cuales el Evangelio crecía.

Aparte del que tuvo la visión, Pastor José Peña, se recuerda con aprecio el ministerio edificante y consolidador de los pastores Osvaldo Troncoso, Manuel Rivas, Ronald Schneider, Luis Gaete quienes atendían mayormente desde Chile Chico y Coyhaique. Aproximadamente, en el 2013 un grupo de hermanos, antiguos residentes, tanto de Chile Chile, Puerto Ibañez y Coyhaique hicieron limpieza del templo de la ACYM, pintando y ordenando, manteniendo así nuestro patrimonio de fe en el ahora solitario pueblo de Puerto Cristal; donde sólo el silbido del viento se pasea entre los edificios abandonados y derrumbados. Entre los miembros de aquella época aún perseveran familias como los Gómez, Marganovich y otros, la fe no ha sido abandonada. 

Actualmente, existe una agrupación social y cultural de pobladores que vivieron y se criaron en este pueblo, llamada «Los Cristalinos», que viajan cada año para continuar reviviendo su experiencia y el legado del campamento. Ocurrre en el mes de febrero, quienes nuevamente navegan en las aguas del Lago Carrera para tener un encuentro con la historia; entre ellos asisten hermanos de la Alianza Cristiana y Misionera quienes vuelven a visitar su viejo y querido templo.

Recopilación: Pr. C. Iván Flores H.

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