¿Cómo es servir en sectores rurales sin conectividad? 

El pastor de Quellón, Luis Paillán, nos comenta su experiencia

Nuestras iglesias a lo largo del país han tenido que adaptar sus cultos a los nuevos tiempos pandémicos, en su mayoría trasladando las reuniones y otras actividades a las redes sociales. Pero Chile es una larga y angosta faja de tierra con geografías y contextos sociales muy distintos en cada región. Por eso es preciso preguntarnos: ¿Cómo ha sido la vida devocional cristiana en sectores rurales o alejados de grandes ciudades y servicios tan esenciales y casi básicos como el internet?

Quellón es la última zona urbana grande de la Isla de Chiloé, décima región. Ubicada en la parte final de la isla, en esta ciudad tenemos una iglesia liderada por los pastores Gerardo Durán y Luis Paillan, este último es quien vela por el funcionamiento de 6 obras rurales con las que cuenta la iglesia y que están ubicadas en distintos sectores rurales, algunos cercanos y otros bastante lejanos. En un espacio geográfico lleno de islas, donde hay sectores recónditos a los que solo se llega por mar, y donde la conectividad virtual es deficiente o casi nula.

¿Cómo es predicar y entregar la palabra en un tiempo donde la pandemia ha coartado las reuniones sociales? ¿Qué testimonios podemos encontrar al respecto? Conversamos con el pastor Luis, quien nos conversó sobre lo difícil que ha sido este tiempo y nos entrega su potente e increíble testimonio.

Pastor Luis, ¿Cuántos locales rurales administra la iglesia de Quellón?

«Tenemos varios locales en Quellón: a 80 kilómetros estamos con Chonchi, ellos han estado en gran parte de la pandemia en fase 1. También tenemos Piopio a 85 kilómetros de Quellón. Tenemos el local de Díaz Lira a 50 km de la ciudad; Chaiguao a 12 km; Isla Cailín que queda a una hora y media en lancha y el local más lejano que es Inio y que son 7 a 8 horas en embarcación hacia allá y solo se puede llegar por mar. Cada vez que voy para allá es para estar cerca de 10 días»

¿Y cómo ha sido su experiencia respecto a guiar estas iglesias, tomando en cuenta la pandemia y lo alejadas que están?

«Bueno, yo asumí estos locales en marzo del año pasado y como se dará cuenta justo ese mes entramos en pandemia, se cerraron las iglesias y para mí fue bastante difícil porque quedé como aislado y no sabía qué hacer. Por otro lado, fue complejo con los hermanos porque no teníamos mucho manejo de la tecnología. Entonces qué hacer ahora, y poco a poco gracias a Dios hemos ido superando esas barreras que nos ha puesto la pandemia y hemos estado trabajando por Zoom. Estamos teniendo clases bíblicas por ahí, predicando por la plataforma de Chonchi, 3 veces por semana».

Si pudiera contarme un poco de su experiencia viajando y visitando los lugares más alejados que debe recorrer.

Con Díaz Lira ellos son un sector rural y gran parte de la membresía son de la tercera edad, entonces ahí ha sido más difícil y la única forma de poder llegar a ellos es a través de forma presencial o teléfono, yo he tenido que arriesgarme a ir donde los hermanos de manera presencial, pero el Señor me ha librado de un posible contagio todo este tiempo. Con el sector de Chaiguao nos hemos podido conectar (con la mitad) por la plataforma Zoom, y con  los demás también se tiene que hacer un poco presencial, pero también por teléfono.

Una de las cosas de las cuales el pastor Luis hace énfasis es que, a pesar de visitar estos lugares continuamente, no ha sufrido contagio por coronavirus y ha mantenido una salud estable durante este tiempo: «He llegado a hogares que han estado en cuarentena por covid, y aún así he podido dejarles cosas y no me ha pasado nada. He estado en lugares donde después de haberlos visitado han entrado a cuarentena, pero gracias a Dios él me ha cuidado y protegido y no me he ni resfriado».

Pastor, me llama la atención la situación de Inio, ya que usted nos contó que para llegar son muchas horas de viaje por el mar. ¿Cómo ha sido su experiencia con ellos?

En el lugar de Inio tuvimos también que hacer muchas cosas. Como le comentaba son 7 a 8 horas en lancha por el golfo del corcovado, y estando allá también hicimos un grupo de Whatsapp. Allá no tenían acceso a teléfono ni nada, y en este tiempo hemos aprovechado que Telefónica instaló una antena, además los hermanos contrataron internet y el 16 de mayo pasado tuvimos por primera vez una clase por Zoom. Fue algo histórico, porque ir a Inio significaba quedar aislado ya que no teníamos forma de comunicarnos, pero esta vez, yo estando en Quellón me pude comunicar con ellos y hacer una clase bíblica por Zoom, fue algo muy emocionante ya que los hermanos también estaban emocionados.

¿Es verdad pastor que la radio también les ha ayudado a llegar a los lugares más recónditos de la isla?

Así es, una de las cosas que nos ha servido más en este tiempo es la radio ya que tenemos un programa que se llama «La Biblia dice» y ese programa lleva 35 años al aire, entonces se predica la palabra ahí y muchas personas se han convertido al escucharla. Esa radio ha sido fundamental porque su señal llega a todas las islas y ha tenido mucha sintonía, eso nos ha servido para predicar la palabra y orar por quienes nos llaman.

Una increíble experiencia de vida en un lugar como Chiloé, donde la composición geográfica hace que llegar a todos los lugares sea una tarea titánica y complicada, y aún más en tiempos de pandemia. Aún así hay hombres como el pastor Luis que tienen la convicción personal de que la palabra del Señor se debe continuar predicando, aún en estos tiempos difíciles. ¡Honramos a Dios por su vida y la de nuestra iglesia de Quellón!

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