Acuérdate de tu creador
antes que vengan los días malos.
Llegará el día en que digas:
«No da gusto vivir tantos años». Eclesiastés 12.1
Ante las limitaciones físicas y emocionales que los años provocan, un cristiano con esperanza puede descubrir la alegría en los placeres y detalles simples de la vida: La risa de un niño, el arte de Dios en la naturaleza y disfrutar un ritmo de vida más lento y reflexivo. Enfrentar la enfermedad, sea crónica o por el descenso de la vida, naturalmente lo ubica en nuevas expectativas, tales como: Cómo adaptarse a la vida, reconstruir su vida después del diagnóstico y lo que dice la Biblia sobre el dolor y el sufrimiento.
Sumamos a ellos los procesos de duelo y separación, los sentimientos de falta de propósito y la pérdida de identidad que experimentan las personas con enfermedades crónicas o por envejecimiento.
Aunque nuestra edad y tal vez la enfermedad puede robarnos muchos aspectos de la vida, es un dolor no pensado ni planificado. Pero, pese a ello, a los hijos de Dios que descansan en los propósitos divinos no se les puede quitar su mayor libertad, esto es: Elegir a Dios en medio del sufrimiento, buscar Su gloria a pesar del dolor.
El asunto es saber llegar al final. El pastor George Mueller de Bristol, Inglaterra. El día del Señor, 6 de febrero de 1870, su esposa María murió de fiebre reumática. Habían estado casados por 39 años y cuatro meses. El Señor le dio la fuerza para predicar en su servicio funerario. Él nos deja ante una perdida una gran enseñanza, dijo:
“La extraño de innumerables maneras y la extrañaré cada vez más. Pero como hijo de Dios, y como siervo del Señor Jesús, me inclino, estoy satisfecho con la voluntad de mi Padre Celestial, busco por perfecta sumisión a Su santa voluntad glorificarlo, beso continuamente la mano que así me afligió”.
Frente a las enfermedades de los años que declinan tenemos varias opciones:
- Podemos optar por amargarnos por nuestra enfermedad, o podemos optar por utilizarla como catalizador para el crecimiento.
- Podemos elegir enfocarnos en lo que no podemos hacer, o podemos buscar oportunidades para usar las habilidades que tenemos para honrar a Dios.
- Podemos optar por creer que las temporadas más importantes de nuestra vida han pasado, o podemos optar por creer en la Palabra de Dios, que Él se deleita en usar a los débiles para confundir a los sabios y que Su poder se perfecciona en nuestra debilidad.
Para los días complicados como los visualiza Eclesiastés, antes que ellos lleguen, es necesario que tomemos decisiones saludables para esperar esa etapa de vida: Buscar a Dios en el dolor, encontrar la ayuda y el apoyo que se necesita y convertir los obstáculos en oportunidades de crecimiento. Que tomemos la decisión de llegar al final de los días siendo agradecidos de Dios, viviendo con gusto cada día.
¡La decisión es tuya!
Escrito por pastor Iván Flores H.