No debemos temer porque Él ha vencido al mundo

Este es el momento de recordar el Salmo 11.

El Salmo personifica la voz del miedo: “Huye como un pájaro a tu montaña. Porque mira, los malvados doblan sus arcos; pusieron sus flechas contra las cuerdas para disparar desde las sombras a los rectos de corazón. Cuando los cimientos sean destruidos, ¿qué podrán hacer los justos?»

Estos pocos versículos nos dan los dos objetivos principales del miedo.

Primero, el miedo siempre nos llama a retirarnos del mundo para que podamos encontrar un lugar seguro.

En segundo lugar, nos dice que las cosas han ido tan mal, que no hay nada que nosotros, como pueblo de Dios, podamos hacer para restaurar la esperanza. Sin embargo, Jesús nos recuerda que aunque tengamos problemas en este mundo, no debemos temer porque Él ha vencido al mundo.

Hemos sido llamados a entrar con valentía en este mundo, con todo su quebrantamiento. Debemos ser portadores de esperanza en medio del miedo.

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