Cuan maravilloso es tener un lugar físico donde poder adorar a nuestro Señor los momentos que uno quiera. Sí, sabemos que Dios mira los corazones, pero contar con un templo propio es una tremenda bendición con la que muchos hermanos pueden contar día a día, un lugar donde realizar reuniones y actividades especiales como congregación.
Por eso es que nos alegramos y compartimos la felicidad de nuestros hermanos de Hualpén, ciudad ubicada en la octava región y cercana a Concepción. Luego de mucho tiempo, se aprobó oficialmente el proyecto de construcción de su templo, lo que tiene muy contento al pastor Luis Mancilla y a todos los hermanos del lugar, los que hasta hoy realizan sus cultos en un colegio de la ciudad debido a que el año 2010 fue destruido a causa del terremoto.
«Luego del terremoto el templo sufrió graves daños. A consecuencia de ello tuvo que ser evaluado por expertos y demolerse completamente. Desde ese tiempo ha sido largo el recorrido, y quiero destacar la fidelidad de nuestros hermanos. La verdad que en todo este tiempo hemos andado por varios lugares… yo como pastor estoy haciendo el cuarto año en Hualpén, y nos han cobijado en otros templos, en el cuartel de bomberos, en el Liceo Industrial, junta de vecinos, y este último tiempo hemos estado reuniéndonos todos los domingos en el comedor de un liceo evangélico que está al lado del sitio donde estaba antes el templo», nos comenta el pastor Luis, denotando el largo recorrido que han tenido los hermanos durante este tiempo, pero destacando su fe.
Algo que se hace lógico en un proceso como este, es la incomodidad de tener que ordenar el lugar para el culto, llevar los implementos necesarios, y luego de finalizar todo el tener que volver a ordenar y guardar todo, algo que nuestros hermanos de Hualpén han tenido que hacer todo estos años, y que ya era un llamado para comenzar a construir por fin un templo propio donde poder guardar todo.
Respecto a esto, el pastor Luis nos comenta un poco sobre el complicado tema de logística: «Por muchos años hemos tenido que llevar todas nuestras cosas e implementos en el comedor del liceo. Armar y desarmar cosas, eso se hace especialmente los días sábados o domingo en la mañana, y después del culto claramente no hay mucho tiempo para compartir porque se hace el arreglo del comedor del liceo. Y gracias a Dios los hermanos se han mantenido fiel en el compromiso, quiero resaltar esa parte. Muchas veces con mucho frío en invierno, y ellos siguen fieles en la asistencia en los cultos y en sus ofrendas, y es así como en este tiempo podemos dar la gloria a Dios que después de tantos años podemos tener aprobado la construcción del templo. Esta es la primera etapa, obviamente es la etapa del proyecto de arquitectura y los planos, ahora estamos haciendo las bases para licitar el trabajo».
¡Muchísimas bendiciones a nuestros hermanos de Hualpén! Y que el tiempo que venga hacia adelante sea de mucho provecho, además de orar a nuestro Dios para que él sea abriendo puertas y todo el proceso de la construcción vaya siendo guiado por sus manos.