JÓVENES DE LA ALIANZA DE PROVIDENCIA VISITAN EL HOGAR LA GRANJA

Es domingo por la tarde y un grupo de jóvenes  de la pastoral juvenil de Provi, se reúnen para ir a visitar a las niñas. Destinan un domingo al mes para ir a jugar con ellas, la idea principal es acompañar a las quienes por diferentes motivos, no salen los fines de semana y tampoco reciben visitas de familiares o padrinos.

Mostrar a Cristo en nuestras propias vidas es un anhelo en el corazón de todo hijo de Dios, y ese es también el deseo en el corazón del Padre, que su mensaje trascienda lo que podamos decir y se refleje directamente en los que hacemos. “Nos dimos cuenta que más que hablarles de Dios, las niñas necesitaban que les mostraran a Dios”, agregó Nadia Fernández quien junto a Francisca Labra, lideran esta tarea, así fue como partió este servicio hace ya unos años.

La jornada comienza con una reunión previa en la zona de visitas en recepción, ahí hablan de lo que realizarán, recuerdan las instrucciones y una oración precede lo que será el inicio de una nueva tarde de domingo junto a las pequeñas, quienes ya los esperan en el patio del recinto. Sólo basta que los vean aparecer y corren a saludarlos, la mayor parte de ellos ya se conoce. Sólo las más tímidas, miran desde lejos mientras deciden si ir a jugar o no. Todo inicia con juegos pues hay algunas caras nuevas, un poco de música para el ambiente y las cosas comienzan a soltarse.

Un grupo corre por el patio tratando de alcanzar  a los tíos mientras otros se han reunido alrededor de las mesas para conversar. El personal de trato directo también se encuentra con ellos en lo que avanza la tarde. Sus actividades se centran en compartir con las niñas y pasar un momento agradable.

Juliet, del grupo de juveniles, al ser consultada por  lo que la motiva a participar cada mes en el Hogar, dijo que siempre quiso trabajar en grupos de acción social y por lo mismo aprovechó la oportunidad cuando supo de este equipo, “Debemos entregar eso que tanto decimos tener, amor. Ellas merecen mucho amor y aunque de momento no tienen una familia estable, nosotros podemos ser su familia”, finalizó.

Este año el ministerio de acción social de la jea de Providencia, cumple tres años visitando a las niñas y adolescentes del Hogar, ya han generado un espacio de acompañamiento firme, entregando su amor y servicio en cada visita que realizan. Desde el principio se propusieron ser perseverantes, según las palabras de ellos mismos, no era justo comenzar algo que se perdería en el tiempo.

Cuando hicieron el compromiso de visitar a las niñas, según señaló Francisca Labra, su primera meta fue entablar relación a través de juegos y siendo constantes. Debían conocerlas, conversar con ellas, saber qué les gusta hacer, cuáles son sus juegos favoritos, pero también era muy importante que las niñas pudieran conocerlos a ellos y que a través de esas conversaciones supieran de sus propios sueños, por ejemplo que quieren dar la PSU y seguir estudiando  o que ya lo están haciendo, así las chicas sabrán que ellas también pueden lograrlo.

Se preocupan de no estar preguntándoles sus historias de vida o la razón por las que están viviendo ahí, no es esa la intención, finalmente entienden que esos casos son parte del trabajo profesional que en el Hogar se realiza. De lo que si se encargan es que sepan cuánto Dios las ama, y su manera de hacerlo es con actos concretos, el hecho de que ellos estén ahí para ellas es parte de cómo Dios muestra su amor.

Después de todo, pareciera ser que no es tan  necesario generar grandes eventos para impactar sus vidas con la palabra, dicen, lo verdaderamente importante es el fin y el fin es que ellas puedan tener a Cristo en sus corazones. Acompañarlas en este camino, orar por ellas, estar para ellas.

La visita terminó con un círculo en medio de la cancha, a tiempo de un último juego para despedir esta nueva jornada, durante la tarde llegaron algunos familiares a visitar a las pequeñas por lo que el grupo final se vio un poco  mermado, pero con el mismo ánimo del inicio. Este equipo sabe que está sembrando una semillita que en algún momento va a traer sus frutos, las niñas van a recordar las cosas que se les están enseñando y mostrando ahora. Saben también que es un proceso lento, pero dicen que seguirán trabajando para que el amor de Dios por cada una de las niñas y adolescentes de este lugar, se vea reflejado a través de ellos.

“Por tanto, si sienten algún estímulo en su unión con Cristo, algún consuelo en su amor, algún compañerismo en el Espíritu, algún afecto entrañable, llénenme de alegría teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento.

No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás.

La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos”.
Filepenses 2:1 al 7

Escrito por Carolina Pailahueque Rañinao

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