Ultimamente, la inmigración ha sido uno de los temas más recurrentes en nuestro país. Debido a la masiva llegada durante los últimos años de colombianos, venezolanos y en particular haitianos, se ha puesto énfasis fundamental en nuestra sociedad y el ámbito político el tema de los extranjeros; las leyes que rigen su llegada; el aporte que han sido para Chile; y la discriminación que muchos de ellos han sufrido solo por ser de otro país o tener un color de piel distinto al de nosotros. Pero este tema no solo ha sido de discusión en el ámbito social, sino también en el ámbito cristiano, ya que hemos visto cómo muchos de estos inmigrantes han llegado hasta nuestras iglesias y han comenzado a formar parte de la membresía de las distintas congregaciones aliancistas chilenas. En este sentido, tenemos un caso en particular, el de un inmigrante que no solo llegó a ser hermano, sino que también pastor. Nos referimos a Armando Recio Domínguez, pastor cubano que sirve actualmente en la Alianza de La Reina Santiago, y quien llegó al país el año 2009 escapando de una terrible realidad como es el régimen castrista que hasta el día de hoy rige en Cuba.
¿Cómo ha sido hasta el día de hoy su experiencia en el país? ¿Qué nos puede contar sobre el ser inmigrante en el ámbito evangélico? Quisimos conversar con él para que nos contara su experiencia.
-Pastor Armando, cuénteme: ¿Cómo fue que llegó a Chile?
Bueno, yo en Cuba fui pastor de la Iglesia Bautista por 10 años. Y un matrimonio de jóvenes chilenos de la iglesia bautista de Santiago nos fueron a visitar como dos veces a Cuba. Su iglesia nos ayudó monetariamente, y nos apoyó en el ministerio de allá que es un poco complicado. Después de los 10 años en la iglesia, nuestras hijas se casaron y esta pareja nos propuso venir de visita a Chile. Mi esposa y yo vinimos para acá de visita en el 2009, pero con el firme propósito de quedarnos acá, con la idea de desarrollo personal y familiar, y poder tener un estilo de vida distinto al que había en Cuba. Y acá estuvimos los primeros 3 años trabajando en lo que podíamos, y nos empezamos a congregar en la Alianza del pastor Raúl Castro, que se llama por coincidencia como el que gobernaba Cuba jajaja (se ríe). Él fue el primer pastor que me invitó a predicar a su iglesia, y me preguntó que si yo quería seguir siendo pastor en la Alianza de Chile, pero que tenía que estudiar. Yo le dije que no había problema, así que estudie un par de ramos. Y luego el distrito metropolitano me llamó para ser pastor de Puente Alto, y ahora ya estoy en La Reina. Para mi fue una bendición que el distrito metropolitano me ofreciera ser pastor.
– Con respecto a su tiempo en Chile como pastor, ¿Cuáles han sido las diferencias que usted ha visto en su labor pastoral en Cuba y ahora en Chile?
Es mi apreciación personal: Cuba es una dictadura. No es que quiera hablar de política, pero es así. Entonces uno no puede ser cristiano e ir a una iglesia, y después tener una vida normal. Por ejemplo, en el tiempo que yo estudié en la universidad, si eras cristiano no tenías derecho de ir a la universidad, porque la universidad es para revolucionarios. Entonces si tenías un buen trabajo y eras cristiano, te buscabas problemas en el trabajo, porque no hay libertad de culto. Entonces a la iglesia van las personas consagradas al Señor. No van para ir al teatro, van para adorar a Dios. Entonces acá en Chile, sin ánimos de criticar, a veces tristemente pasa eso, que hay personas fieles, pero también hay personas que van como a un teatro. Entonces el ministerio tiene complicaciones con ese tipo de personas porque como decía un predicador: “Que uno entre a un establecimiento de autos no significa que uno sea un Mercedes Benz’, entonces el ir a la iglesia no significa que uno sea cristiano. Debe haber una relación con Cristo, dar testimonio de ser cristiano. Entonces esa ha sido una diferencia con el ministerio acá, que tiene hermanos fieles pero también tiene otros que son carnales.
LA INMIGRACIÓN A LOS OJOS DE UN CUBANO
Uno de los tópicos que más se asocian con la inmigración es el tema de la discriminación. Y es que son muchos los extranjeros que han acusado trato denigrante por parte de chilenos, solo por ser de otra nacionalidad. La situación del pastor Armando no ha sido tan distinta, pero sí destaca que esto es algo que ha visto fuera del ámbito cristiano, no dentro.
– Últimamente en el país se ha puesto muy en boga el tema de la inmigración. Sobre usted, ¿Cómo ha sido su experiencia en Chile siendo un inmigrante cubano en el país?
Bueno, al principio en el ministerio mi esposa y yo sufrimos discriminación. Las leyes no eran como ahora. Yo soy ingeniero agrónomo de profesión y no pude trabajar aquí ni como técnico ni como nada. Tuve que hacer trabajos pocos rentables. Pero la iglesia no, la iglesia de La Alianza me acogió igual que como un chileno, sin ningún problema. Y ahora me agrada el hecho de que las leyes de inmigración estén cambiando, se ha abierto el país para la inmigración. Yo como miembro de este país, encuentro que es bueno que se abra a las distintas culturas porque enriquece la sociedad. No es solo el decir ‘somos chilenos’, sino que las culturas enriquecen más el país. Decía un cubano que yo conozco que era una maravilla venir a Chile e invitar a un amigo a comer, porque uno podía ir a restaurantes de comida china, peruana, cubana. Eso es la diversidad, y eso enriquece al país. Y yo creo que Chile se perfila a tener un desarrollo grande porque está abierto para las personas de otros países. Y la Biblia nos enseña que somos extranjeros y peregrinos en esta tierra, y que bueno que podamos recibir a otros que tienen ese deseo y anhelo de venir a un país que tiene libertad y oportunidad para todos.
– Después de todo el tiempo que lleva acá, le pregunto: ¿Le gustaría seguir más años en el país o piensa volver a su nación?
Mire, ahora solicitamos la nacionalidad chilena. Tenemos una hija en Estados Unidos y queremos viajar a visitarla, pero volver otra vez, porque nosotros queremos seguir aquí. Chile me recibió como un hijo, me ha abierto las puertas, y me siento amado y respetado acá, por lo menos en el lugar donde estoy, en La Reina. Y hasta ahora no he pensado en el futuro qué hacer. Lo que sí he pensado es que para Cuba no voy a volver mientras esté el régimen que está. Tengo mi papá y mamá allá, tengo una hija allá, tengo cuatro nietos allá y muchos amigos, pero yo en Cuba fui perseguido político, y con este régimen dictatorial no tengo pensado volver para allá. Yo quisiera mantenerme acá hasta que el Señor diga, porque el Señor es el que sabe toda nuestra vida y futuro”.
El pastor Armando muestra su gratitud con el país, palabras que también se evidencian en sus gestos corporales. Y es que en Chile encontró un lugar con una paz y tranquilidad que no tenía en su natal Cuba. Además, la bendición de poder continuar su ministerio pastoral en el país lo han hecho ser un agradecido de Chile. Una persona que vino a buscar una oportunidad y la encontró, situación que no todos los inmigrantes viven. Es por eso que no debemos hacer oídos sordos ante este tema y poner en práctica lo que nos enseñó Dios a través de la Biblia en Levítico 19:33-34: “No opriman a los extranjeros que habiten entre ustedes.Trátenlos como si fueran sus compatriotas, y ámenlos como a ustedes mismos, porque también ustedes fueron extranjeros en Egipto. Yo soy el Señor su Dios”.